domingo, 18 de noviembre de 2012

Metamorfosis Aguda



Suplicando misericordia, sufriendo en silencio, llorando perdido... No se puede explicar - por lo menos no del todo- la angustia que sentimos al forzar el cambio en nuestro ser, al estar obligados (prácticamente) a ser diferentes. Partimos de la idea de que "todo pasará", que "todo será mejor", que es "por nuestro bienestar"; y nos preguntamos, por qué cambiar. Si realmente es necesario, por qué nos cuesta tanto. Y sin poder descifrar semejante enigma nos damos por vencido y aceptamos un nuevo esquema, a veces resulta, otras veces no tanto.
Cambiamos y nos sentimos desconocidos por nosotros mismos, nuestro organismo rechaza la nueva conducta y nos vemos distorsionados en nuestro interior. Y en nuestro exterior, somos intrusos del propio comportamiento... somos otros. Dónde queda el "Ser nosotros mismos", y sin percatarnos de que en algún momento rompemos el esquema y cometemos "el error" de caer de nuevo. Hacemos lo que siempre hacemos, nos comportamos igual que antes, y perdemos todo lo que ganamos siendo otros.

Podemos afirmar que estamos en un constante cambio, una variable inconclusa en el universo, dos personas en una, miles en una, millones en una. somos muchos y somos ninguno. Y al parecer no hay un equilibrio, no existe el balance dentro de lo que somos y no somos. Pero pudiéramos estar equivocados, quizás sólo somos lo que somos. y es probable que seamos una constante que varia según el entorno, un cambio superfluo, una nueva piel, una transición renuente, un valor complejo... con una parte real y otra imaginaria.

Seamos lo que seamos y no seamos, seguimos en una espiral invertida que nos aleja cada vez mas de nosotros mismos hasta que desaparezca la noción de lo que fuimos alguna vez.

-Actores en la irrealidad desprendida del momento-


08.03.2007


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